No lo dejes solo, acompáñalo... (por Fernán Tamayo)

La flexibilidad de la mente humana y su capacidad de autosugestión puede llegar a ser sin duda, un aspecto determinante y muy importante de su naturaleza reflejo en la cotidianidad marcada de su proceder; ya que es uno de los aspectos de nuestro ser que nos permite de alguna u otra manera adaptarnos a nuestro medio ambiente y acomodar nuestra entera persona a las condiciones particulares del entorno. Tal flexibilidad de la mente hace de los seres humanos criaturas vulnerables mentalmente, psicológicamente, ya que toda experiencia traumática logra causar ciertas transformaciones neuroquímicas en el funcionamiento cerebral que predisponen de alguna manera al individuo como organismo biológico para una respuesta a los tales estímulos o condicionamientos medioambientales. Se supone sin embargo, que tal adaptación neuroquímica es para estricta supervivencia del individuo, la verdad en cambio, evidencia complejos y adaptaciones discursivas mentales que de alguna manera buscan responder a patrones culturales que pesan sobre el sujeto y condicionan su pensamiento y su conducta de tal manera, que pueden llegar a ser complejos que provocan conductas depresivas y suicidas en los individuos. Pero ¿cómo puede llegar un organismo biológico como el ser humano a concebir el suicidio como una probable solución a sus problemas? ¿acaso no atenta esto contra los principios de supervivencia de su propio ser? Esto demuestra sin duda la complejidad de la mente humana y cómo sufre condicionada y prisionera por creencias de carácter sociocultural y hasta económico, que pueden llevarle bajo presión a tomar tales o cuales decisiones o asumir tales o cuales conductas que van a veces contra la propia integridad. Y es que el cerebro humano parece acomodarse muy rápido y sin mucha discriminación y análisis crítico a tales o cuales situaciones cuando le resultan cómodas, mayoritarias y predominantes, de alguna u otra manera impulsan al individuo a vivir en función de tales o cuales condicionamientos predominantes (el “statu quo” suele ser uno de ellos). ¿Por qué algunos seres humanos son más críticos al aceptar tal o cual condicionamiento sociocultural o económico directo sobre su conducta? Pues porque lo aprendieron desde chicos gracias a algún entorno crítico o a algunos de sus mayores que deliberadamente le enseñara tal o cual escala de valoraciones psico-sociales socioculturales de los elementos que constituyen el existir humano. Así pues, la clave de saber lidiar con este tipo de presiones que a veces suelen ser muy íntimas y llevar a los individuos hasta el suicidio es una buena actitud mental, como dirían algunos: Una buena higiene mental… Y es que alimentar depresiones y desespero en torno a un tema o a una preocupación determinada lo único que hace es sumir más en la desesperación al sujeto pensante, y de ahí al buen manejo de sus pensamientos y emociones influye mucho el tipo de crianza, educación y ejemplos que recibió el sujeto desde niño. Es clave y necesario cultivar en primer lugar la paciencia y con ella analizar los factores de toda situación con orden lógico y detenimiento, porque el cerebro sólo sabe sumirse sin frenos en lo que uno le suministra para su procesamiento. Hay que acompañar al cerebro desde el manejo debido y el control de las emociones, pues normalmente por simple “efecto psicosomático” el cerebro requiere guía para no perderse solo en sus propios razonamientos con incidencia en las emociones y en la conducta.

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