El Dios Verdadero... (por Fernán Tamayo)

Una cosa son los mitos y otra es la realidad, sin embargo es claro que son muchas las cosas que en la realidad aún permanecen como misterios irresueltos y constituyen las grandes incógnitas que aún perduran en el mundo de hoy. Los mitos son sin duda capital cultural de la humanidad desde el mundo antiguo hasta el actual, de ahí que logremos comprender la importancia de los mitos sobre sus pueblos respectivos y cómo han moldeado a lo largo de la historia sus perfiles culturales. Al contemplar por ejemplo los mitos sumerios, nórdicos, hebreos y griegos es posible encontrar semejanzas entre algunos de sus personajes y los sucesos narrados, muchos estudiosos incluso han logrado identificar personajes de la mitología sumeria en las narraciones bíblicas del Génesis, lo cual sin duda nos da a entender que lo más probable es que tales mitos antiguos hayan sido inspirados por seres extraordinarios y especiales que fueron vistos por los primitivos grupos humanos, los cuales magnificaron desde la tradición oral los hechos que constituyen el ser de los mitos como tal. ¿Que si existe Dios? Pues lo que es objetivamente cierto ante tal cuestionamiento desde una perspectiva científica seria, es que cada cultura desde sus mitos antiguos tiene una idea clara de los dioses y de todo aquello que hacían y de sus relaciones con la humanidad y el sentido de dichas relaciones, incluso los mitos latinoamericanos como el Popol-Vuh, los referidos por el Chilam Balam y las historias de Quetzalcoalt y el Yurupari, plantean cierta claridad con respecto a los dioses y sus intenciones y papel desempeñado entre los humanos. Lo cierto de una u otra manera, es que tales historias siempre terminan tocando aspectos morales que se convierten en normas sociales de comportamiento en aquellos pueblos, de ahí que la consideración de dios que dichos pueblos puedan tener es muy subjetiva y sujeta de manera estricta a sus mitos y a su tradición cultural. Así pues, todo aquello que de dios se considera desde los pueblos y las culturas particulares es obvio que no es objetivo, es muy parcial y está sujeto a lo que tal o cual tradición cultural ha querido atribuirle a su dios particular para lograr tal o cual hecho conductual en su pueblo, así es como cada religión que es una tradición cultural tiene unas creencias particulares que han sido manipuladas a lo largo de su historia por la clase dominante que ha tenido a su cargo tal monopolio del poder teocrático. Por lo tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior, no es válido aceptar como real y existente a los dioses propuestos por las religiones por cuanto son concepciones culturales muy subjetivas y antropomórficas que para nada se aproximan a una idea que se pueda considerar como real desde la ciencia. ¿Pero podemos entonces creer en la idea de un Dios verdadero? Por supuesto que si, toda la realidad desde sus presuntos orígenes obedece a unas reglas lógicas de carácter matemático que constituyen la existencia desde lo físico y lo químico hasta lo biológico y las más grandes dimensiones astronómicas; pensar que tal orden lógico que evidencia una inteligencia y un diseño existencial deliberado de la constitución físico-química de la realidad, es producto del azar sería un absurdo imposible de aceptar a todo científico serio, incluso fue el mismo Einstein quien más consideró la idea de este misterio desconocido que llamamos Dios sin saber nada de Él, sino sólo sospechando su Ser por las señales de su inteligencia que la ciencia ha alcanzado a comprender y con las cuales ha logrado manipular la naturaleza para bien y mal del mundo humano. De este Dios verdadero no es posible saber nada, sospechamos su existencia por lo que la ciencia nos permite inferir y comprender, más cualquier intento de hacerle parecer antropomorfo sería una arbitrariedad propia de los mitos y las mentiras de los líderes religiosos y no un planteamiento científico serio.

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