La Polémica sobre el Sistema Educativo

La polémica sobre el sistema educativo es algo de nunca acabar, muchos intelectuales y seudointelectuales pedantes siguen criticando lo mismo de siempre con tal de vender sus conferencias y sus métodos para llenar sus bolsillos: “que el sistema educativo es repetitivo y memorístico, que no enseña a pensar y no promueve el desarrollo de pensamiento crítico, que intenta seguir transmitiendo un conocimiento descontextualizado” y tantas otras cosas, que resulta demasiado curioso ver cómo sus propuestas y métodos no ofrecen en realidad nada significativa ni realmente nuevo, nada más que el mismo entrenamiento académico continuo para consolidación de hábitos cognitivos funcionales para lo que el mismo sistema busca y ha buscado siempre.

 Y es que aunque a muchos les duela, lo cierto es que el sistema educativo se debate entre tres grandes consideraciones:

 La primera: la que ve a la educación como la formación de personas aptas y funcionales para la vida en sociedad, es decir, el sistema educativo y la escuela como como un laboratorio social que sirve para formar ciudadanos aptos, seres sociales aptos y “domesticados” para el sistema en general; esta visión instrumentaliza la educación como control, normalización y herramienta del poder del estado y sus instituciones formales, y lo cierto, es que no es mentira, pues la educación, el sistema y la escuela, son todo un método y un laboratorio social para adiestramiento de seres humanos como ciudadanos, miembros de una comunidad y una cultura.

 La segunda: la que ve la educación como capacitación de mano de obra apta para el funcionamiento de la maquinaria social tradicional, tal es la visión propia de la corriente neoliberal, mercantilista que ha terminado por vender la educación como un servicio que le es claramente negado a quienes no puedan pagar por él como certificación legítima para el mercado laboral tan necesario para sobrevivir a los dilemas de las mayorías del mundo humano. 

Y la tercera: a lo mejor por fuera de las anteriores, es la visión afín al marxismo y a la noción de la pedagogía liberadora de Paulo Freire. Esta visión se plantea como muy crítica y pretende contextualizarse realmente en el ambiente socioeconómico y cultural de las masas, una educación que busca clara y deliberadamente convertir a los estudiantes en sujetos políticos afines al marxismo.

 Pero ¿cuál es la realidad del sistema? La realidad aunque a muchos les duela, es que la ola neoliberal es la que configura y determina el sistema educativo predominante y la idea general de educación que se ha apoderado del mundo entero desde los países en desarrollo hasta los desarrollados. Desde esta visión las directrices internacionales obligan y someten a los países desde la normalización de sus sistemas educativos con presiones político-económicas a responder a los estándares que ellos promueven de manera autoritaria y hegemónica pero diplomática usando la prueba PISA como el patrón normalizador de medida para logro de sus reales objetivos, objetivos que siguen apostando a lo mismo de siempre: primero, la formación de personas aptas y funcionales para la vida en la sociedad neoliberal y segundo, la capacitación de mano de obra apta para el funcionamiento de la maquinaria social tradicional.

 Por otro lado, cabe anotar que muchos son los que hablan y los que critican al hablar de calidad educativa y educación de calidad, pero no hay claridad alguna de lo que se quiere y se considera en realidad como educación de calidad.

 Hablan mucho, pero por un lado, el sector privado se inventa tales o cuales estrategias pedagógico- científicas para hacer más atractivos sus colegios a quienes pueden pagar educación privada, pero lo cierto, es que a lo que apuntan todas las instituciones es a lo que obligan las directrices internacionales: estudiantes que se capacitan para obtener buenos resultados en pruebas estandarizadas como las pruebas PISA, las pruebas saber y saber ICFES. ¿Acaso la calidad de la educación se mide por los resultados de unas pruebas escritas estrictamente? ¿se puede hablar acaso de educación de calidad en un país donde las instituciones públicas en gran medida están en lamentables condiciones y además se pierden los recursos destinados a los estudiantes de escasos recursos? Así como van las cosas parece que al sector público por su infraestructura le será negada la calidad, en clara desventaja de infraestructura y recursos ante el sector privado. 

En fin, es así como funciona el mundo indiscutiblemente, la culpa no es ni de los profesores ni de los estudiantes, que al parecer son las víctimas de este sistema que les controla y les somete hegemónicamente cual marionetas a sus condiciones y ambiciosos requerimientos; esto nunca va a cambiar, todos los que tienen su cuarto de hora en el poder lo que quieren es eternizarse y convertirse en hegemonía, todo en últimas por disponer con su autoridad del jugoso presupuesto público.

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