“El Elemento Antrópico en el Geo-sistema” (Por Fernán)

Somos el Geo-sistema, el gran hábitat que nos embarga, somos uno de sus elementos insignificantes inmersos en el equilibrio autónomo de su ecológica naturaleza, sin embargo, la maldición nos alcanzó, desarrollamos nuestro intelecto de tal manera, que rompimos ese equilibrio natural y sabio hasta convertirnos en consumidores fuera de control, que aumentan sin medida su población y agotan los recursos naturales hasta extinguirlos por no valorarlos debidamente. Sólo en el siglo XX, la población humana, el elemento antrópico del geo-sistema, ha logrado multiplicar significativamente su población desde la mejora de la alimentación, la creación de vacunas y antibióticos y la higiene del agua usando cloro como bactericida y controlando infecciones y enfermedades que antes eran mortales. El consumo humano desde el formalismo de las naciones se ha incrementado en gran medida y el desarrollo de la industria de extracción y procesamiento de recursos naturales se ha consolidado de tal manera, que está destruyendo paulatinamente el equilibrio del geo-sistema alterando el clima hasta provocar el progresivo descongelamiento de los polos y el llamado cambio climático. El manejo indebido de las basuras, del plástico, el derrame de combustibles fósiles y otros químicos tóxicos a los ríos y al océano están contaminando, evenenando y acabando con el geo-sistema; hay que hacer algo para controlar a la humanidad. Por lo visto los humanos somos el mal y la enfermedad indiscutible de este planeta, ¿cómo controlar a la especie humana? ¿control de población? ¿Tal vez si extermináramos a un gran sector de la humanidad podamos controlar su efecto negativo sobre el planeta? ¿Ya no lo hemos intentado con el SIDA, con el cáncer, con la alimentación tóxica de publicidad engañosa, con los virus y las bacterias, hasta con la exclusión asesina de la política excluyente y marginadora del capitalismo salvaje y del darwinismo social, desde allí hemos propiciado guerras y conflictos pero no paran de crecer como un “cáncer metastásico”, como ratas en celo, como una maldición de la naturaleza o de los dioses. ¿Fue la naturaleza las que nos puso aquí? A lo mejor somos un agente catalizador del inevitable desastre ecológico que se avecina. La producción industrial y la riqueza que la misma supone, no parará por la ambiciosa competitividad del instinto humano en selección natural; hay que buscar un remedio definitivo…

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