“La Naturaleza Humana como capital de conflicto” (Por Fernán Tamayo)
“La Naturaleza Humana como capital de conflicto” (Por Fernán Tamayo)
Teniendo en cuenta los aportes de la reflexión socio-biológica con respecto a la influencia de la naturaleza y las condiciones biológicas de la humanidad sobre la configuración de la sociedad tanto en lo político-económico como en lo sociocultural, es sin duda necesario tener en cuenta una consideración de suma importancia, y es que el ser humano es un ser animal, un animal en el sentido estricto y denotativo de la palabra, dado que todo su ser y comportamiento es regido por el funcionamiento neuro-químico y endocrino de su organismo, como el de todas las demás especies de mamíferos. Tal situación no ha cambiado y no cambiará jamás; sin embargo, es necesario reconocer que la inteligencia humana se ha desarrollado hasta el punto de diferenciarse de la inteligencia de las demás especies gracias a su misteriosa e inexplicable predisposición genética para el desarrollo de la abstracción y la creación de la lengua como un código de signos lingüísticos fonéticos que sin duda alguna se ha consolidado como el lenguaje por excelencia, ya que todas las especies se comunican con su lenguaje organizando su existencia, sólo el ser humano empero, logra el lenguaje más perfecto y específico: “la lengua” deliberada y técnicamente codificada.
Así pues, el desarrollo de la lengua permitió al ser humano organizar lógicamente su pensamiento de tal manera, que sus mensajes fueran cada vez más eficientes y eficaces con respecto a la intención comunicativa y con respecto a la finalidad referencial del mismo, esto sin duda alguna daría origen a la sintaxis como estudio y reflexión sobre el orden lógico y con sentido de la lengua, lo cual permitió a su vez al ser humano indagar más acertadamente sobre los misterios de su realidad.
De esta manera tenemos pues, que una de las primeras y más importantes inquietudes de la humanidad fue ante el misterio de la muerte, lo cual abrió su mente a la consideración de una trascendencia existencial que le llevaría a plantearse la pregunta del por qué y finalidad de la existencia, llevándole así también a preguntarse por su fundamento y origen, lo que le llevaría a concebir como lógica, de alguna u otra manera la existencia de dios. Ese dios entendido desde un antropomorfismo ingenuo y primitivo, terminaría por supuesto llevándolo a creer en un mundo metafísico (espiritual) con todo lo que puede existir en el mismo.
Teniendo en cuenta todo eso está de más recordar que las creencias religiosas del ser humano que evolucionarían y se estructurarían socialmente, darían origen a la organización sociopolítica y económica y de allí se estructurarían progresivamente los conceptos de bien, mal, moral, justicia y ley. Dados pues tales conceptos es claro que el ser humano no puede ser totalmente igual a las demás especies, puesto que existe ya desde estas consideraciones morales y jurídicas toda una “civilización” que nos diferenciaría claramente de los demás mamíferos. Pero a pesar de tal desarrollo civilizador, moral y jurídico, es claro que el ser humano aún sigue siendo un animal movido por el principio de supervivencia que le lleva a la lucha fratricida por beneficios de recursos (agrícolas, mineros y comerciales) que son administrados por la gestión política que se plantea como legítima desde la concepción de la democracia.
Y es precisamente esa gestión política de recursos la que ha producido las grandes guerras desde inicios de la humanidad y opresión de los poderosos hacia las mayorías sometidas por su ignorancia y su creencia en las tradiciones socioculturales como la religión; para tal ignorancia las élites requieren de una educación mediocre, por cuanto que toda buena educación libera y despierta la conciencia crítica de los individuos.
Tal opresión de las élites socioeconómicas que controlan la política y la economía de las naciones, siempre ha generado desigualdad e injusticia, miseria en los pueblos oprimidos y explotados, tal acción es “la verdadera violencia” que tiene al mundo descompuesto en especial a países como Colombia, países ricos en desigualdad, inequidad y corrupción político-administrativa en la gestión de sus recursos. Todas las demás violencias y conflictos sociales son producto de esta lógica opresiva de desigualdad y sometimiento de unos seres humanos por otros.
Intentar arreglar tales conflictos que no son más que “consecuencias” no solucionará nada, porque nadie busca arreglar las verdaderas causas (la “verdadera violencia”) que por otro lado es producto de la naturaleza humana animal. ¿Cuándo será perfecto el mundo humano? ¿Cuándo las cosas se solucionarán en realidad? ¿Quién Sabe? A lo mejor cuando la humanidad sea genéticamente rediseñada.
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