Cuestión de Poder (El Monopolio de la Violencia)
Son muchos los pensadores que a lo largo de la historia le han apostado al lado sociable, solidario y altruista de la especie humana, argumentando que es posible y acertada la esperanza de lograr la plena vivencia de tales valores en la sociedad humana, sin embargo, lo que la evidencia demuestra sigue siendo siempre lo contrario. Que el ser humano en su funcionamiento sigue viviendo como siempre, inmerso en la lucha por privilegios, y que la lucha efectiva para una mejor supervivencia como especie, no logra más que ciertos niveles de orden social que no lograrán jamás extinguir en su ser el
egoísmo y el afán violento por someter y explotar a sus semejantes de alguna u otra manera.
Así es como el sistema capitalista logra afianzarse en el desarrollo de la sociedad humana, concediendo a los individuos ciertas libertades pero imponiéndoles también un sistema monopolista inevitable en el que no habría lugar para muchos, y en el que las mayorías miserables serían eternamente explotadas y sometidas por las condiciones de sus amos y señores que configurarían la política, el derecho y las leyes a su antojo y beneficio para prolongar y eternizar la explotación y su dominio.
Ante tales condiciones de creciente explotación, que sumieron a muchas
sociedades del sur y de oriente en un lamentable feudalismo oligárquico moderno, llega a consolidarse también en el siglo XX el pensamiento de Marx y de tantos pensadores simpatizantes de su doctrina. Sin embargo, lo que pasó con la unión soviética que llegó a ser el bloque más sólido, evidenció que el ser humano lamentablemente sucumbe siempre ante la ambición y la corrupción que siempre termina por permear sus sistemas, y es que así como el capitalismo se sigue imponiendo por la fuerza de las armas y las sanciones económicas para arruinar a los pueblos que no se sometan, el socialismo sólo ha sido posible por medio de dictaduras
altamente represivas donde hasta el librepensamiento se halla perseguido y la libertad de expresión penalizada o ilegalmente silenciada. Se nota que asunto al fin y al cabo es de “poder”, palabra que tanto dio a escribir a personajes como Foucault, Weber, Bourdieu, Gramsci y hasta el mismo Chomsky. Pero pasa algo curioso: Es obvio que Adam Smith se equivocó, es obvio que la desigualdad creciente de una sociedad monopolista e insolidaria está llevando al colapso a la sociedad humana; incluso ya hasta en los países más ricos de Europa se empiezan a evidenciar las nefastas consecuencias de estas
políticas monopolistas aunque la debida inversión de los impuestos no permitan la miseria que se vive en otros lugares del mundo, con políticas públicas corruptas para beneficio egoísta de unas élites criollas corruptas y discriminadoras.
Es claro, que siendo cuestión de poder y orden social y político- económico, cualquier amenaza al mismo sea enfrentada con severidad por los dueños y garantes del orden establecido; de ahí todas las dictaduras que desangraron violentamente a Latinoamérica, respaldadas por el plan cóndor y por las fuerzas militares y paramilitares de dichos países, en algunos de los cuales aún existen.
Y es que este poder monopolista que busca pasar por encima de las berreras nacionales con su tan predicado “libre comercio”, “libertad de mercado”, pretende dejar casi que totalmente toda la iniciativa al “sector privado”, para desangrar y explotar recursos al máximo en los países en desventaja y que el estado se enajene totalmente de sus responsabilidades sociales para dejarlas en manos de la iniciativa privada, acumulando la mayoría de la riqueza en muy pocas manos, que por su sólido y creciente poder seguirían configurando una política a su antojo beneficio.
No habría y a lo mejor no hay alternativa, a menos que todos los pueblos se unan y voten por un real
cambio en el manejo de las políticas económicas y sociales de sus naciones, eso sí, de llegar esto a consolidarse, entonces los pueblos serán sancionados y censurados por los monopolios de siempre, hasta el levantamiento de protestas y oposición interna que les obligará también a usar represión policial y militar contra ciertos sectores de su propio pueblo, para ser entonces señalados también como dictatoriales y violadores de los Derechos Humanos. Y es que el poder es el poder, en realidad no hay más manera de ejercerlo, por eso, ante cualquier amenaza, el Estado con el “Monopolio de la Violencia”, usará la fuerza para perpetuarse.
Humanos, tal vez la más lamentable especie del geosistema
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